Salvense quien pueda

 

Quede sorprendido porque esto no es un mero rejunte de ilustraciones, tal vez unidas por algún tópico o dato histórico o personaje como suele suceder en estos casos (tampoco es que este mal, simplemente no es el tipo de libro que busco) sino que el autor propone una narrativa flotante entre las ilustraciones, un hilo conductor invisible que va estableciendo una especie de rompecabezas que el lector puede ir armando a su gusto, interpretando cada pieza o simplemente dejándolas desparramadas en la mesa para observar sin armarlo. Podemos ver la ilustración y suponer lo que nos quiere decir, o leer el pie de la ilustración para que nos dé una pista, cualquiera de sus lecturas propuestas sirve para armar la narrativa a la carta.

Hay una temática ineludible que parte de la reflexión que el autor libremente hace de lo que él observa. A partir de ahí, nacerán ilustraciones sobre la sociedad, los medios de comunicación, la política (la de ahora, la de antes y la de siempre), la tecnología, entre otros temas. Acompañados, en su mayoría, por una leyenda al pie de la ilustración o a veces un texto más largo, complementario al dibujo de turno o a la idea del libro.

El dibujo es al que estamos acostumbrados, la fina mezcla entre el boceto armado por diversas líneas que en ciertas partes se reúnen para darle finalización al dibujo o que son sustituidas por otro dibujo terminado casi fotográfico y otras tantas lo sustituye una mancha de tinta para poner punto final a ese quilombo hermoso que se estaba armando.

Como pensamiento final podemos decir que “Sálvese Quien Pueda” no es cualquier libro de ilustración, al igual que con sus dibujos, Scafati no se queda quieto y propone al lector que arme su propio libro: puede quedarse con las ilustraciones o armar su propia narrativa entre el humor gráfico, la crítica política/social o el de la observación. Un libro inquieto, como el mismo dibujo de su autor.