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 La dupla creativa detrás de la reciente "Zacarías y otras Porquerías" (y también de otras tantas historietas) vuelve a reincidir y lanza un cóctel de filosofía, poesía, humor y algo de whiskey en "Raymond" en el nacimiento de la nueva editorial rosarina Karkass Ediciones, en colaboración con la ya más que conocida Loco Rabia.

El libro está compuesto por varias de las historias que los autores crearon durante un tiempo para diversos medios, por ejemplo para la revista G7, en distintos sitios (como el blog “El Sótano de Francisco” o directamente en el Facebook del personaje) y también en la colección de minifanzines (“Burlesquitas”) de la editorial Burlesque. En sus páginas se nos presenta al poeta Carlos Raymond quien parece relatar sus poesías y reflexiones a quien lo ofenda, a quien le ofrezca algo que le interese (dinero, whiskey, un poco de afecto) o, si falla todo eso, a su gato, Karkass.

El guion corre a cuenta del incansable de Alejandro Farias, quien se acerca de nuevo al humor después de la mencionada "Zacarías", “Sudoku”, “Mi Buenos Aires Querido”, entre otras, y fiel a su tradición de inquieto, no repite el humor de estas obras, hace un nuevo acercamiento al género y juega con los limites de este, trasladándose al humor verde y a veces al negro siempre para sorprender gratamente al lector y no aburrirlo con remates esperables ante la posible repetición de una formula obligada por la estructura de los relatos. En los primeros capítulos la formula es simple, una situación en torno a Raymond desemboca en un remate en contraste con lo desarrollado.

Cuando parece que la formula se va a repetir hasta el final, los autores cambian y utilizan el ambiente en que vive el poeta para narrar historias reflexivas, a veces pesimistas, otras irónicas, poéticas, sin tener la necesidad de rematarlas humorísticamente. Es ahí donde está el punto fuerte de “Raymond”, cuando no se fuerza para llegar al chiste y aprovecha ese ambiente poético/depresivo que bien podría ser clásico de los años ’70 pero que encajan a la perfección con los tiempos actuales. Los capítulos de la enfermería o cuando vemos el trabajo del poeta son un ejemplo perfecto de esto.

También aportan muchos los personajes secundarios, casi todos femeninos que dan su punto de vista desde la profesión de prostitutas sobre el amor y las relaciones, estas intervenciones enriquecen la historia y profundizan un personaje tosco que no suele abrirse a los demás, excepto con ellas (o con el lector). Es una lástima que estos personajes solo aparezcan en algunos capítulos y no suelan verse más, aunque también el atractivo de su intervención esta también en lo breve de sus apariciones.

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