BASURA TRILLO -GIMÉNEZ

 SE VIENEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE...!


¡Cómo nos hace desear la segunda edición de BASURA, de Carlos Trillo y Juan Giménez!
La fecha de salida ha sido reprogramada por la imprenta para el 17 de enero.
Debido a problemas con el abastecimiento de papel, más precisamente del gramaje que utiliza este libro, se ha visto nuevamente postergado el arribo a nuestras manos.
Lo mejor en comicnavis.

Como las grandes obras de la ciencia ficción, Basura es una certera parábola que desnuda las constantes humanas tras un barniz de pesimismo tecnológico, muy del gusto de la década de su concepción (los ’80 del pasado siglo), donde el pánico nuclear y el temor a la escasez de recursos y a la degradación del planeta campaban a sus anchas. La premisa, tampoco excesivamente original (sonará a los lectores de Alita o de Philip K. Dick), posee un acentuado desarrollo social alejado -casi diríamos antagónico- de la visión anglosajona, propensa al héroe de toques mesiánicos o, como mínimo, redentores. Trillo Giménez, en cambio, ofrecen en sus criaturas dolientes, Mempo Alma, ángeles de escepticismo y esperanza, respectivamente, una incisiva reflexión sobre los mecanismos del poder y el engaño, de las esclavitudes de la pobreza y la endogamia del privilegio, de una chocante lucidez para sus pocas páginas (52), sucintos textos (diálogos y bocadillos de pensamiento; nada de descripción literaria) y viñetas amplias (rara vez acumula la plancha más de siete u ocho; seis es la distribución más común).

Muestra de la parte superior de la plancha 05 en su edición original a color

Inicialmente publicada en color por Toutain (primero en Zona 84 a partir de su nº 17 y luego en álbum), las páginas fueron adaptadas por el propio artista al blanco y negro para su edición argentina en la revista Fierro. Comparar ambas versiones sirve para constatar la versatilidad de Giménez, igualmente cómodo en la tinta descarnada, con ese trazo fieramente orgánico, como en las tonalidades metalizadas que le son características. Los temas propios de Trillo -su humanismo patético, su desinhibición sexual, su dignidad en la derrota- se entremezclan con las virtudes de Giménez -la frialdad estatuaria de los rostros, las atmósferas abigarradas, la suciedad de la tecnología- y dan una pieza única, al mismo tiempo consecuente con sus biografías y sutilmente divergente.

La incomunicación suicida de las jerarquías tiene también su reflejo en BasuraTrillo prefiere un acercamiento elíptico, exigiendo al lector que rellene los huecos entre secuencias, las omisiones en los diálogos, como si entráramos con la película ya empezada. La parábola exige que confrontemos las actitudes con nuestra experiencia social para desentrañar las presumibles motivaciones de los actores. Una réplica abrupta sugiere un amor no correspondido. Unos líderes entregados a extrañas taumaturgias indican el arraigo del pensamiento mágico en cualquiera de las estratificaciones. Trillo Giménez levantan piedra a piedra su edificio buscando la resonancia en cada mínimo aporte: el higienismo de los privilegiados, la militarización de los excluidos, la fragilidad del sistema conviven con topos habituales del género como mutaciones radioactivas, naves espaciales, iconos achatarrados de un pasado desvanecido en la noche de los tiempos, etc.

Muestra de la parte superior de la plancha 05 adaptada al blanco y negro por el artista

La abrupta conclusión ha sido motivo de debate. Por un lado, parece nadar a favor de esa corriente de la ciencia ficción reflexiva donde lo importante no son las respuestas sino las preguntas, lo que implica una cierta indefinición sobre el futuro de la peripecia a favor del revulsivo intelectual. Por otro, el propio Giménez admitió que Trillo y él contemplaban una segunda parte que cerrase inequívocamente la historia. Pues mi confianza en el guionista argentino puede considerarse poco menos que ilimitada no me queda sino lamentar que las circunstancias evitaran ese regreso al mundo cansado y cruel de BasuraTrillo, sin duda, habría sabido fascinarnos con inteligentes derivaciones, herirnos con insospechados vericuetos por los que zarandear a unos personajes que ya amamos. Pero en modo alguno esta consideración debe empañar lo que tenemos entre manos. Basura es tan redonda, tan maravillosamente genial y absorbente en su estado conocido que no necesita más que abrirse y disfrutarse. Eso sí: con un adarme de inquietud y desesperanza.

Entradas populares