EL GATO DEL RABINO
Joann Sfar
Detalles
136 páginas.
Formato 17 x 23 cm.
Color.
Primera edición: 2022.
El gato del rabino se comió al loro, y ahora puede hablar. Abraham, el rabino, se desespera. Y su hija, Zlabya (a la que el gato considera su dueña), se divierte: nada de lo que el gato dice se sujeta a las leyes humanas. Le gusta contradecir al rabino en cuestiones de Dios y religión, discutir con el rabino del rabino, delatar la hipocresía humana, y decir cosas con el solo objetivo de incomodar. Pero ahora que su vida animal intersecta con la de las personas, las cosas ya no son tan simples como andar por medianeras y comer pajaritos. El gato conocerá un poco más de cada uno de los que lo rodea, y se encontrará más preocupado por sus vidas que por decir verdades en voz alta. El gato del rabino es un clásico de la llamada nouvelle bande-dessinée, una renovación que durante los 90-00 trajo una forma diferente de hacer y leer historieta. Este tomo reúne los tres primeros números de la serie de episodios autoconclusivos: El bar mitzvá, El Malka de los leones y El éxodo, que funcionan como un arco narrativo en sí mismo. Joann Sfar crea un personaje y un universo donde religión, filosofía y humor confluyen. El punto de vista del gato sirve como excusa para espiar dentro del mundo del judaísmo y los pequeños dramas que se suscitan alrededor de las diferencias culturales.
Segundo tomo de El Gato del Rabino, que recopila los volúmenes 4 y 5 de la serie. El gato del rabino nos presenta la historia de un gato que vive con su dueño -el rabino del título- y su hija. No es un gato cualquiera, sino uno dotado con el don del habla y por ende con la capacidad de observar, describir y juzgar el mundo. En el cuarto, el rabino y su gato viajan a Orán. Allí, mientras el primero se queda en el pueblo pelando pollos, el segundo sigue al Malka y a su león a donde quiera que vayan para contar sus fábulas a todo aquel que las quiera escuchar. En el quinto volumen, llega a la casa del rabino una caja con libros sagrados que iban a ser quemados. Pero cuando el rabino la abre, encuentra en ella a un pintor que ha escapado de Rusia en busca de un paraíso judío en Etiopía. La idea le parece tan descabellada, que no puede hacer otra cosa que organizar una pequeña expedición en busca de ese extraño paraíso. Como todo el mundo sabe, el viaje siempre es una excusa para buscar, encontrar y acabar explicando. Joann Sfar nos abandona en este volumen a nuestros mejores sentimientos