DAREDEVIL ELEKTRA VIVE DE NUEVO Y DAREDEVIL DE AMOR Y GUERRA
Sinopsis de ELEKTRA VIVE DE NUEVO
DAREDEVIL: AMOR Y GUERRA. LA FÁBULA SUPERHEROICA
Muchos considerarán Daredevil: Amor y Guerra una obra menor en el currículum de Frank Miller y, más concretamente, en relación a su inapelable trabajo con este personaje a finales de los años ochenta siendo Born Again su particular canto del cisne pero, nada más lejos de la realidad, en esta ocasión el autor estadounidense, con la inestimable ayuda del espectacular Bill Sienkiewicz, consigue darle una vuelta de tuerca más a su demonio y ofrecernos una fábula psicológica, un metacuento de hadas o psicodrama como lo llama Santiago García en el prólogo de la presente edición, protagonizada por héroes planos y estilizados y villanos de frágil corazón y mente. Estamos, podríamos decir, ante un antecedente al lisérgico y no menos interesante Arkham Asylum de Grant Morrison y Dave McKean, el primer gran éxito en 1989 del guionista escocés. El mismo año de la publicación de Daredevil: Amor y Guerra el mismo grupo creativo había empezado a trabajar en Elektra: Asesina y el hecho de que esta volviese sobre los pasos de la famosa asesina griega concebida por Frank Miller y que sus autores tuviesen más espacio para desarrollar su historia hizo que su anterior trabajo pasase finalmente algo más desapercibido.
En Daredevil: Amor y Guerra se retoma la continuidad que Frank Miller había dejado aparcada en la serie regular del personaje con su marcha, cronológicamente antes de la citada Born Again, con la esposa de Wilson Fisk en estado catatónico y Kingpin decidido a devolverla a la realidad contratando para ello los servicios del Dr. Mondat y motivándole convenientemente en su trabajo al secuestrar a su esposa Chreryl; estando Bullseye fuera de juego, como veríamos en el epílogo a la primera etapa de Frank Miller en la serie que suponía el capítulo titulado Ruleta, la misión recae en Victor, un psicópata asesino con cara de simio y graves problemas psicológicos. En este caso Daredevil es casi un personaje secundario, se podría decir que su función es cumplir con cierto halo icónico y simbólico pero su papel en este drama le lleva a jugar un rol totalmente prescindible e intercambiable con casi cualquier otro superhéroe que podamos imaginar puesto que en ningún momento se ahonda en su persona ni es el generador último de la acción; las grandes estrellas de la función, por contra, son los villanos de turno, un Kingpin enfrentado a su mayor miedo y esperanza y un perturbador secuestrador con problemas para distinguir la realidad de sus ensoñaciones y deseos propios. En ellos vemos dos enfermizas maneras de amar y de afrontar sus contratiempos que sólo pueden conducir a la insatisfacción y la tragedia.